LA FINTA NONA (La Falsa Abuela)

Publicado el 3 de noviembre de 2023, 20:52

Una versión italiana de  Caperucita Roja.

LA FINTA NONA (La falsa abuela) {una versión italiana de Caperucita Ropja}

Una mujer ha terminado de cocinar, por lo que le pide a su hija llevar una galleta fresca y un pote de crema a su abuela que vive en una cabaña del bosque. La muchacha obedece y en el camino se encuentra con un bzou [un hombre lobo].
El bzou detiene a la niña y le pregunta: “¿A dónde vas? ¿Qué llevas?”
“Voy a casa de mi abuela”, responde la niña, “le llevo pan y crema.”
“¿Qué camino tomarás?”, pregunta el bzou. “¿El camino de las agujas o el de los alfileres?”
“El de los alfileres”, responde la muchacha.
“Bueno, entonces yo tomaré el camino de las agujas, y vamos a ver quién llega primero”, dice la bestia.
La niña y el bzou toman su camino. La bestia llega primero a la casa de la abuela. Rápidamente mata a la anciana y devora sus brazos, carne y huesos, además de beber su sangre. Todo lo engulle, con excepción de una pieza de carne que coloca en un plato en el estante de la despensa, así como un poco de sangre, que vierte en una botella. A continuación, el bzou se coloca la gorra y la bufanda de la abuela y se mete en la cama.
Cuando la niña llega, el bzou grita desde la cama: “Gira la clavija y entra, mi hija.”
“Abuela”, dice la muchacha, “mi madre me envió con una galleta y una crema.”
“Ponlos en la despensa, hija. ¿Tienes hambre?”
“Sí, abuela”
“Entonces cocina la carne que está en el estante. ¿Tienes sed?”
“Sí, abuela”
“Entonces bebe la botella de vino que está a un lado del estante, niña”.
Cuando la joven cocinó y comió la carne, un gato pequeño saltó y gritó: “Estás comiendo la carne de tu abuela!”
“Aviéntale tu zapato a ese gato ruidoso”, dijo el bzou, y la niña así lo hizo.
Cuando la chica bebía el vino, un pájaro gritó: “Estás bebiendo la sangre de tu abuela!”
“Aviéntale tu otro zapato a ese pájaro ruidoso”, dijo el bzou, y la niña así lo hizo.

Cuando terminó su comida, el bzou dijo: “¿Estás cansada de tu viaje, hija? Entonces quítate la ropa, ven a la cama, aquí te cobijaré.”
“¿Dónde pongo mi delantal, abuela?”
“Arrójalo al fuego, mi niña, no lo necesitarás más.”
“¿Dónde debo poner mi corpiño, abuela?”
“Arrójalo al fuego, mi niña, no lo necesitarás más.”
La niña repitió la pregunta en torno a la falda, la enagua y las medias. El bzou dio la misma respuesta, y ella arroja cada prenda al fuego. Cuando caminó hacia la cama, la niña dijo: “Abuela, ¡qué peluda eres!”
“Es para abrigarte mejor, mi niña”
“Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!”
“Para tenerte más cerca de mí, hija.”
“Abuela, ¡qué orejas tan grandes tienes!”
“Es para oírte mejor, mi niña.”
“Abuela, ¡qué dientes tan afilados tienes!”
“Son para comerte mejor, mi niña. Ahora ven y acuéstate a mi lado.”
“Pero primero tengo que orinar.”
“Hazlo en la cama, mi hija.”
“No puedo. Tengo que salir”, dice la chica inteligentemente, pues para entonces sabe que es el bzou es el que está mintiendo en la cama de la abuela.
“Entonces, sal “, el bzou agrega, “pero recuerda que debes regresar rápido. Voy a atar tu tobillo con un lazo de lana para saber exactamente dónde te encuentras”.
El bzou ata el tobillo de la niña un lazo resistente, pero tan pronto como la niña ha salido, ésta corta el lazo con sus tijeras de costura y lo ata a un ciruelo. El bzou, impaciente, pregunta en voz alta: “¿Aún no has terminado, mi niña?” Al no recibir respuesta, vuelve a preguntar. “¿Estás regando el pasto o abonando los árboles?” Tampoco hay respuesta. El bzou sale de la cama, sigue el lazo y descubre que la niña se ha marchado.
El bzou la persigue, y pronto la niña lo escucha en el camino justo detrás de ella. Ella corre y corre hasta que llega a un río rápido y profundo. Algunas mujeres lavan a la orilla del río. “Por favor, ayúdenme a cruzar”, les pide. Las mujeres extienden una sábana sobre el agua, sosteniendo firmemente los extremos. La niña cruza el puente de tela y pronto está a salvo en el otro lado.
El bzou llega al río y le pide a las mujeres que lo ayuden a cruzar. Las lavanderas extienden una sábana sobre el agua, pero tan pronto la bestia va a la mitad de la tela, sueltan el manto. El bzou cae al agua y se ahoga.

 

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